Primer plano de una flor de dalia roja y amarilla.

Sueños de Dalia

Ken Hubbard explora su arboreto local para capturar macrofotografías de flores con la Objetivo Tamron 90mm F2.8 M1:1.

Autor: Jenn Gidman
Imágenes: Ken Hubbard

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Ken Hubbard explora su arboreto local para capturar macrofotografías de flores con el objetivo Tamron 90 mm F2,8 M1:1.

A medida que el verano da paso al otoño, el Bayard Cutting Arboretum de Long Island se transforma en un caleidoscopio de color, gracias a los cientos de dalias del Jardín de Dalias William Wolkoff y a las que se presentan en la exposición anual organizada por la Sociedad de Dalias de Long Island el fin de semana del Día del Trabajo. Para el fotógrafo Ken Hubbard, es un festín visual y el escenario perfecto para hacer macrofotografías de flores con su Tamron 90 mm F/2,8 Di III Objetivo macro de teleobjetivo medio VXD M1:1.

"El jardín de dalias del arboreto es impresionante", dice Ken. "Las dalias son una de esas flores que puedes pasar horas fotografiando y seguir descubriendo algo nuevo. Hay tantos colores, formas y tamaños: algunas son tan pequeñas que caben en la palma de la mano, otras son tan grandes como tu cabeza. El arboreto es el lugar ideal para poner a prueba lo que puede hacer un objetivo macro como el Tamron 90mm F2.8".

Primer plano de una flor de dalia roja y amarilla.
90mm, F8, 1/1000 seg., ISO 1600

Para esta sesión, Ken se basó en la relación de ampliación máxima 1:1 del 90 mm F2,8, lo que significa que el sujeto aparece a tamaño real en el sensor de la cámara cuando se dispara a esa relación. "Esa es la magia de este objetivo", señala. "Te permite acercarte mucho para que puedas llenar el encuadre con un pequeño detalle del sujeto, como el borde de un pétalo, el centro de una flor o un abejorro, como se muestra aquí. Ese tipo de ampliación te permite mostrar a la gente aspectos que quizá ni siquiera notarían estando justo delante de la flor."

Un abejorro recolectando néctar y polen en una flor con pétalos de color naranja rojizo.
90mm, F8, 1/1600 seg., ISO 2000

Junto con su capacidad macro, la gran apertura F2.8 del 90 mm ofrece a los fotógrafos la posibilidad de eliminar las distracciones. "Disparar con el diafragma abierto a 2,8 permite obtener un fondo extremadamente suave", afirma Ken. El diafragma circular de 12 láminas del 90 mm, el primero de Tamron, mejora este efecto al mantener el bokeh perfectamente circular al disparar con gran abertura. "No aparecerán formas angulosas y duras -es decir, un bokeh octogonal- detrás del sujeto", añade.

Un primer plano vibrante de una flor de dalia rosa con pétalos simétricos que crean una forma esférica y un fondo suavemente difuminado que proporciona un suave telón de fondo verde.
90mm, F8, 1/1000 seg., ISO 2000

La brisa constante del río que fluye junto al arboreto hace que las dalias se balanceen suavemente. "Incluso el más mínimo movimiento de las flores puede hacer que pierdas el enfoque cuando trabajas tan cerca", dice Ken. Para evitarlo, mantiene una velocidad de obturación alta, a menudo de 1/1000 de segundo o más, para congelar tanto su propio movimiento como el de las flores.

El mecanismo de enfoque de motor lineal VXD (Voice-coil eXtreme-torque Drive) del 90 mm F2,8 integrado en el motor de autoenfoque también es una característica clave para la fotografía macro. "El enfoque automático de este objetivo es muy rápido y silencioso", afirma Ken. "En el pasado, nunca se confiaba en el autoenfoque para el trabajo en macro, sino que se utilizaba un trípode para enfocar manualmente. Pero ahora, con la precisión del seguimiento del sujeto, puedo sujetar la cámara con la mano, moverme libremente y seguir enfocando exactamente lo que quiero, como un abejorro o una mantis religiosa explorando las flores".

Una mantis religiosa sentada sobre una flor naranja con un fondo verde difuminado.
90mm, F8, 1/1000 seg., ISO 2000

El peso ligero del 90 mm F2,8 (22,2 onzas), su tamaño compacto y sus nuevas características, como el parasol rediseñado con ventana deslizante, que simplifica el uso de polarizadores circulares u otros filtros, completan este paquete fotográfico. "Antes, tenías que quitar el parasol para ajustar el filtro y volver a ponerlo", explica Ken. "Ahora, basta con abrir la pequeña puerta, girar el polarizador y seguir disparando. Es algo pequeño, pero ahorra tiempo y molestias cuando estás sobre el terreno".

A Ken le gusta especialmente utilizar el 90 mm F2,8 para hacer zoom y crear macrofotografías de flores más abstractas. "Con algunas flores, sólo me centro en la curva de un pétalo o en el patrón en espiral del centro", dice. "El objetivo 90 mm F2,8 me permite aislar esas piezas más pequeñas, como en la foto de la flor morada y amarilla de aquí. O esa dalia roja con puntas amarillas: cuando la vi por primera vez, me llamó la atención porque parecía una llama, como una hoguera. Por eso me acerqué tanto y la recorté como lo hice".

Un primer plano de una flor de dalia, que muestra sus intrincados detalles y ricos colores en los que los pétalos exhiben un llamativo degradado, pasando de un cálido amarillo en los bordes exteriores a un suave púrpura y rosa hacia el apretado centro.
90mm, F9, 1/1000 seg., ISO 2000
Primer plano de una flor de dalia, con numerosos pétalos rojos apretados y puntas amarillas.
90mm, F11, 1/1000 seg., ISO 2000

El 90 mm F2,8 también es lo suficientemente versátil como para utilizarlo con otros fines una vez que hayas terminado de pasear entre la flora. "Es un objetivo muy versátil", afirma Ken. "Puedes hacer retratos, paisajes o cualquier otra cosa con él".

Para ver más obras de Ken Hubbard, consulte su sitio web y Instagram.

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