En busca de búhos

Por Jenn Gidman
Documental de Tomas Koeck

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Cuando Tomas Koeck comenzó sus estudios superiores, estudiaba biología en Penn State. Luego, en 2017, cogió una DSLR y empezó a hacer fotos, y el rumbo de su vida cambió. Hoy cursa el último año en la Universidad del Sagrado Corazón, estudia medios digitales y combina su amor por la fotografía con su preocupación por el medio ambiente, formando parte de la junta directiva de la Sociedad Audubon de Connecticut, actuar como embajador para el programa de mentores "The College Tour" de Amazon Prime, y trabajando en proyectos para la serie Nature de PBS y el Smithsonian Channel.

Inmerso en sus estudios en el Sagrado Corazón, a Tomás se le ocurrió un día montar un cortometraje sobre los búhos grises, un animal que siempre le ha fascinado. "Acudí a uno de mis profesores, le dije que quería hacerlo, y el personal del departamento de periodismo multimedia de la universidad me ayudó a afinar mi visión: decidí incorporar los conceptos de cambio climático y almacenamiento de carbono, por ejemplo", cuenta. "También me ayudaron a encontrar financiación para hacer realidad la película. Nunca se había hecho nada parecido en la universidad".

Los frutos de su trabajo: Centinelas del Borealun documental de 10 minutos centrado en el bosque boreal norteamericano -el mayor bosque intacto de la Tierra, con una extensión de 1.200 millones de acres desde Maine hasta Alaska- y su fauna, especialmente el búho gris, el mayor del continente. Tomas tuvo que embarcarse en varios viajes para filmar la película: a New Hampshire para filmar somorgujos, a Maine para entrevistar a biólogos y obtener imágenes de drones, y a Minnesota durante una semana en enero para ver si podía captar imágenes del búho gris en la ciénaga de Saz-Zim (los retos de su viaje a Minnesota se documentan más adelante). aquí).

"Aquel viaje fue sin duda una apuesta arriesgada, porque el búho gris es una de las aves más esquivas del planeta", dice Tomas. "Nos levantábamos a las 3 o 4 de la mañana cada día y seguíamos hasta que oscurecía. Para mi alegría, al cabo de dos o tres días vimos nuestro primer búho gris, y me quedé boquiabierto. Es un búho alto y majestuoso, una criatura completamente impresionante. Me preocupaba no ver ninguno -y vimos más que este- y empecé a pensar qué haría para mi película si no conseguía captar ninguna imagen. Resultó que no tenía que preocuparme".

Para capturar fotos y secuencias de vídeo para Sentinels of the Boreal, Tomas utilizó el objetivo gran angular Tamron SP 15-30mm F/2.8 VC G2, así como el SP 150-600mm VC G2 ultra teleobjetivo. "El 15-30 siempre está en mi bolsa", dice. "No importa el encargo que esté haciendo, puedo utilizarlo para muchos fines distintos. Para este proyecto, lo utilicé principalmente mientras realizaba algunas de mis entrevistas a expertos, así como para tomas de paisajes y, gracias a su capacidad de enfoque cercano, para sujetos que estaban muy cerca de mi cámara."

Para Tomas también entraba en juego el 150-600, que le ofrecía el alcance que necesitaba para no ser intrusivo cuando filmaba la vida salvaje. "Para mí, la ética en la vida salvaje es lo primero", dice. "Como miembro de la junta directiva de la Sociedad Audubon de mi localidad, sería hipócrita si no fuera ético con mi fotografía y mi cinematografía. Disponer de un objetivo capaz de acercarse y acercarse sin alejarse lo suficiente de los sujetos es lo mejor para los animales y para los espectadores".

Además, gracias a su sellado contra la intemperie y otras protecciones, ambos objetivos Tamron eran ideales para el trabajo que Tomas tenía que realizar en el ambiente extremadamente frío y ventoso de Minnesota. "Me sentía muy seguro con mi equipo mientras disparaba", afirma. "Tuvimos algunos días con temperaturas negativas de 20 grados, y en algunas de las entrevistas estuvimos fuera entre 30 y 40 minutos. Mis objetivos aguantaron muy bien ese tipo de presión".

Cuando Tomas reunió todo el material que necesitaba, regresó al Sagrado Corazón, donde se sentaba frente al ordenador durante horas en el proceso de montaje, un proceso que algunos directores o directores de fotografía consideran agotador, pero que Tomas disfrutaba enormemente. "Era la parte en la que tenía que juntar todo el metraje, ver qué música combinaba con qué, qué ritmo funcionaba, dónde encajaba mejor el sonido para que la película se deslizara de la manera más fluida", dice. "Luego envié un primer borrador a mis profesores, pero había pasado tanto tiempo perfeccionándolo que no tenían muchas ediciones".

Al cierre de esta edición, Tomas se preparaba para su próxima aventura: fotografiar tiburones blancos en México, en colaboración con la organización sin ánimo de lucro Atlantic Shark Institute. Con él en ese viaje: el Tamron SP 70-200 mm F/2,8 VC G2 y el SP 35mm F/1.4 Di USDasí como su 15-30 en una carcasa submarina. "Estamos haciendo una gran película sobre diferentes especies acuáticas, utilizando el gran tiburón blanco como especie principal del documental, del mismo modo que utilicé el gran búho gris como especie principal en Sentinels of the Boreal", explica. "Cuando terminemos de recopilar todas las imágenes de México y otros lugares, espero tener también fotos e imágenes de ballenas jorobadas, focas grises y de puerto, langostas de Maine y diversos peces de arrecife. Estoy realmente entusiasmado con este proyecto, y con usar mis objetivos Tamron para completarlo."

Para ver más obras de Tomas Koeck, echa un vistazo a su sitio web o su Instagram. Ver Centinelas del Boreal aquíasí como un vídeo entre bastidores sobre el rodaje de su cortometraje.

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