Por Jenn Gidman
Imágenes de Eduardo Gutiérrez
Cuando Eduardo Gutiérrez conoció a su futura esposa, Marisa, durante sus estudios de verano en Pekín, poco podía imaginar que pocos años después viajaría por el mundo con ella, cámara en mano, para documentar todos los lugares que visitaran juntos. "Formamos un equipo excelente", dice el fotógrafo de Guadalajara (México). "Yo soy el que hace las fotos, mientras que Marisa es la fuerza creativa entre bastidores: ella encuentra los mejores lugares para hacer las fotos, elige lo que vamos a llevar puesto y traza el diseño general y el estilo de la sesión."
El objetivo de Eduardo cuando crea y comparte sus imágenes de viajes: forjar un sentimiento de conexión entre el espectador y las personas, la fauna y los paisajes que aparecen ante su cámara. "Mucha gente no puede viajar a algunos de los lugares en los que yo he estado", dice. "Cuando miran mis fotos, quiero que tengan una sensación de lugar, como si estuvieran allí mismo conmigo, tanto si estoy en un complejo de lujo como en una pequeña aldea remota".
En sus viajes más recientes a las Maldivas, Dubai, Tanzania y Kenia, Eduardo metió en la maleta el Tamron 28-75mm F/2.8 Di III RXD para su cámara sin espejo Sony. "Si me dejaran en una isla durante una semana y me dijeran que solo puedo llevarme un objetivo, sería este", afirma. "Las imágenes que capto con ese objetivo son siempre tan coloridas y vibrantes, especialmente en los vídeos que grabo con él, lo que es especialmente importante cuando intento mostrar la vitalidad de un destino. Además, la unidad de autoenfoque de este objetivo garantiza un enfoque realmente rápido y suave, y el objetivo es superligero, por lo que es un gran objetivo todoterreno para un día de rodaje."
Aventura en Oceanside
Eduardo probó por primera vez el objetivo durante un viaje a las Maldivas, una pequeña nación de islas en el océano Índico. "Estuvimos allí seis noches, y durante cinco de los días que estuvimos llovió a cántaros", cuenta. "No pude hacer ninguna foto. Luego, por fin, tuvimos medio día de sol. Simplemente coloqué la cámara sobre una mesa y la preparé para hacer esta foto, que estaba bañada por una luz natural preciosa. En el proceso de edición, intenté fusionar lo más posible donde el mar se encontraba con el cielo, para crear una ilusión de infinito, donde casi no puedes decir dónde acaba uno y empieza el otro."
28-75mm (28mm), F/2.8, 1/1600 seg., ISO 80
La pareja también tuvo la suerte de disfrutar de una comida en el restaurante 5.8 de las Maldivas, el restaurante submarino totalmente de cristal más grande del mundo, situado a 6 metros bajo la superficie. "Fue una experiencia espectacular, y quería hacer fotos, pero estaba demasiado oscuro cuando fuimos", cuenta Eduardo. "Así que le preguntamos al encargado si podíamos volver al día siguiente, cuando saliera el sol, antes de que llegara nadie más. Preparé mi cámara para que nos captara a Marisa y a mí paseando por el pasillo principal, con esa luz preciosa que entraba por el cristal".
28-75mm (28mm), F/2.8, 1/1000 seg., ISO 800
Hacia el oeste
En los Emiratos Árabes Unidos, Eduardo utilizó el 28-75 con la mayor amplitud posible en las dunas de Dubai para mostrar el impresionante paisaje. "Usar el objetivo en este caso, situándome en medio de las dunas para dar sensación de escala, muestra realmente lo pequeños que somos en el gran esquema de las cosas", dice. "Quería congelar ese momento en el tiempo, sin movimiento, para que el espectador pudiera concentrarse en la extensión de las dunas y la textura de la arena. Me alegró conseguir ese cielo neutro, de un solo color, para que el foco de atención se mantuviera en el resto de la foto".
28-75mm (28mm), F/2.8, 1/400 seg., ISO 100
De ahí a África, donde el 28-75 permitió a Eduardo tomar divertidas fotos de su viaje por carretera al volcán Kilimanjaro, en Tanzania. "A Marisa y a mí nos encantó no sólo mostrar los animales y paisajes que fotografiamos en esta aventura, sino también la historia que hay entre esas fotos", dice. "En otras palabras, lo que hacíamos mientras viajábamos a nuestro destino, como intentar leer el mapa. Está muy bien llevarse algo como el mapa a casa como recuerdo, pero es aún mejor si puedes plasmarlo en una foto que te muestre usándolo."
28-75mm (29mm), F/2.8, 1/2000 seg., ISO 320
Eduardo colocó a Marisa como modelo en primer plano para captar otros detalles de aquella excursión. "Queríamos recordar el camión en el que viajamos, y a Marisa le encanta hacer poses graciosas, así que de ahí viene esa foto", dice. "En la última foto, en la que salta con los prismáticos en la mano, acabábamos de dar un paseo en globo aerostático. En realidad se puede ver a los hombres del fondo, a través de sus piernas, lidiando con el globo desinflado en el suelo".
28-75mm (57mm), F/2.8, 1/1250 seg., ISO 100
28-75mm (32mm), F/5.6, 1/1250 seg., ISO 250
Mezclarse con las jirafas
Un último destino en el que Eduardo puso a prueba el objetivo 28-75: el Giraffe Manor, un hotel boutique de Nairobi (Kenia) con una manada residente de jirafas Rothschild en peligro de extinción. "Fue una experiencia increíble, con oportunidades fotográficas únicas en la vida", dice. "Nos dijeron que estuviéramos preparados para la primera a las 5 de la mañana. No sabíamos a qué se referían, pero mientras preparaba el café, una jirafa se acercó y empezó a golpear la ventana. La abrimos y le dimos de comer estos nutritivos pellets de hierba seca que nos dio el complejo".
28-75mm (36mm), F/2.8, 1/200 seg., ISO 200
Al otro lado del césped de la mansión principal está el centro de jirafas del complejo, donde los visitantes interactúan con las jirafas en una plataforma de alimentación, ofreciéndoles golosinas de sus propias bocas. "El encuentro para darles de comer es muy seguro, porque son bastante mansas", dice Eduardo. "Me acerqué un poco más con el 28-75 para captar a Marisa después de que se pusiera una de las golosinas en los labios y diera de comer a uno de sus nuevos amigos".
28-75mm (61mm), F/2.8, 1/160 seg., ISO 5000
En el sitio web de Giraffe Manor, el complejo promete a sus clientes "el desayuno más inolvidable del mundo", en el que las jirafas se acercan al comedor y asoman el cuello por las grandes ventanas abiertas. "Antes de desayunar, te dan unos 20 minutos para que estés con las jirafas, bebas café y las jirafas coman más bolitas", explica. "Después de la interacción, cierran las ventanas y puedes disfrutar de tu propio desayuno. Preparé mi cámara para poder grabarme cenando con mi compañera jirafa. Qué experiencia tan loca y maravillosa".