Imágenes y texto de Chris Timothy
La fotografía siempre ha sido mi pasión, pero mis estudios geográficos le han dado una nueva dimensión en los últimos años. Como estudiante embajador de Tamron y miembro de la liga internacional de fotógrafos, tengo la increíble oportunidad de combinar mi amor por la fotografía geográfica con mis actividades académicas. Esta mezcla de arte y ciencia ha mejorado mi comprensión del mundo y ha dado forma a mi manera de enfocar tanto la fotografía como los estudios.
Mi andadura en la fotografía de naturaleza comenzó con el simple deseo de captar el mundo natural que me rodeaba. Con los años, esta afición evolucionó hasta convertirse en una pasión por captar la interacción entre la luz, el clima y las formaciones naturales. Esta fascinación me llevó de forma natural a cursar una licenciatura en Geografía en la Universidad James Madison, donde pude profundizar en el conocimiento de las mismas escenas que me encantaba fotografiar.
Trabajar como becario de fotografía/videografía para JMU Marketing and Branding me ha proporcionado una increíble experiencia práctica en la captura de imágenes fotográficas de conservación para una entidad distinta a mí. Esta función no solo implica hacer fotos, sino también editarlas y conservarlas para las redes sociales, lo que me ha ayudado a perfeccionar mis habilidades técnicas y mi ojo para los detalles en escenas desconocidas.
Como redactora y fotógrafa de la revista anual de Geografía de mi departamento, la Geogazine, combino mis habilidades fotográficas con la narración para dar vida a las historias que estudio. Mi trabajo con la Geogazine es especialmente gratificante porque me permite presentar conceptos medioambientales y culturales complejos a través de la narración visual. Por ejemplo, cuando cubro temas como la biodiversidad en las Montañas Blue Ridge, mis fotos ilustran y complementan mi trabajo escrito como una pareja inseparable. Esta mezcla ayuda a llamar la atención sobre los problemas medioambientales de forma más eficaz, haciendo que las cuestiones geográficas sean más accesibles a un público más amplio.
Planificar un viaje fotográfico es un proceso que requiere la consideración cuidadosa de muchos factores diferentes, especialmente el proceso que subyace a la fotografía de la vida salvaje. A la hora de elegir un lugar, empiezo por investigar su importancia geográfica y cultural para entender mejor lo que voy a fotografiar y anticiparme a los mejores momentos para captar determinadas características. También me ha ayudado mucho ponerme en contacto con fotógrafos de la zona.
Por ejemplo, cuando planifico un viaje a un parque nacional, suelo fijarme en los posibles cambios estacionales, las pautas meteorológicas y la posición del sol a distintas horas del día. Esta información me ayuda a decidir cuáles son los mejores momentos para fotografiar, ya sea para captar la hora dorada o la espectacular iluminación de un cielo tormentoso.
Empacar el equipo adecuado es esencial para cualquier viaje fotográfico. Mi bolsa para la cámara siempre incluye una gama de objetivos Tamron, cada uno elegido por sus capacidades individuales. Para captar escenas amplias, confío en el 17-28 mm F/2,8 DI III RXD zoom ultra gran angular. Cuando necesito un todoterreno para escenas dinámicas, el 28-75 mm F/2,8 DI III VXD G2 es mi mejor opción. Y para esos detalles más lejanos, el 150-500 mm F/5-6,7 DI III VC VXD El teleobjetivo zoom me da todo el alcance que necesito.
En mi kit, cada objetivo tiene una función específica. Por ejemplo, el 17-28 mm me permite conseguir panorámicas amplias y añadir profundidad a los elementos del primer plano, mientras que el 28-75 mm me ayuda a dar escala a determinados sujetos de una escena. El objetivo 150-500 mm permite ampliar el alcance al capturar sujetos lejanos y añade compresión para aumentar la escala. La nitidez y el rango dinámico de los tres objetivos son fantásticos y los han consolidado como mi kit fotográfico de cabecera en los últimos años.
En una ocasión, mientras fotografiaba en el Parque Nacional de Zion, utilicé mis conocimientos de geografía física para mejorar mi fotografía ética gracias a un conocimiento más profundo de la zona. El material que aprendí en mis clases orientadas a la geografía física me ayudó a anticipar los cambios de luz y tiempo en el cañón, necesarios para captar la toma perfecta. Tener conocimientos previos sobre la geomorfología del terreno del suroeste y cómo afecta al flujo del agua también me ayudó a encontrar los mejores ángulos para fotografiar las cascadas durante las crecidas repentinas.
Mis estudios de SIG también son muy valiosos a la hora de planificar mis sesiones fotográficas. Utilizando herramientas SIG como Photopills, Google Earth y ArcGIS Field Maps, puedo trazar cuidadosamente posibles ubicaciones y analizar datos espaciales para predecir los mejores lugares para captar imágenes distintivas. Esta combinación de tecnología y arte me permite contar una historia bien pensada y captar momentos espontáneos sobre la marcha. Aunque estas herramientas están al alcance de cualquiera, se necesita un conocimiento más profundo de por qué y cómo afectan los elementos geográficos a los paisajes para crear fotografías realmente únicas. Estar a caballo entre mi propia visión artística y la intuición científica es una experiencia única que mis estudios me han permitido lograr.
Un viaje memorable que recuerdo recientemente fue mi semestre de verano estudiando en Malta. El viaje supuso recorrer todos los rincones de la isla y de la vecina Gozo para hacer turismo y trabajar en un proyecto, y captar la esencia de la región fue un reto y una recompensa a la vez. Las imágenes que capturé allí, como la salida de la luna llena sobre la Pro-Catedral de San Pablo, la primera luz sobre el famoso arco de la Gruta Azul y una dramática puesta de sol desde el punto más alto de la isla, los Acantilados de Dingli, abarcaron la belleza y la variación únicas de la isla. A través de estas imágenes, puedo contar una historia de la diversidad de paisajes y biodiversidad que puede influir incluso en los entornos más pequeños y aislados. Un buen ejemplo de esta "insularidad" es la orquídea piramidal maltesa, que sólo existe de forma natural en Malta como especie en peligro de extinción, y de la que encontré unas cuantas creciendo en descenso por un cañón aislado. Incluso en los lugares de apariencia más monótona, como Malta, siempre existe la posibilidad de descubrir una increíble heterogeneidad.
Otra experiencia de campo significativa fue un viaje de tres semanas por carretera a los parques nacionales de las Montañas Rocosas americanas y canadienses, que hice el verano pasado con unos amigos fotógrafos de la universidad. Me enfrenté a muchos retos, como perder la cámara en el Parque Nacional de las Montañas Rocosas, destrozar el teléfono (que usaba para planificar las tomas) en el Parque Nacional de Yellowstone y escalar precariamente una zona de desprendimientos de rocas en el Parque Nacional de Banff con todo mi equipo. Sin embargo, me las arreglé para superar estos y muchos otros retos utilizando mis habilidades aprendidas tanto de las experiencias de campo como de mis estudios para localizar mi cámara, planificar fotos utilizando localizaciones astronómicas y maniobrar a través del acantilado con gran éxito. Las fotos resultantes de estos retos, como la navegación por una zona de fauna activa en la Columbia Británica y un encuentro espontáneo fotografiando animales salvajes como un oso negro canelo, merecieron la pena y no habrían sido posibles sin mi experiencia acumulada con los objetivos Tamron.
La fotografía ha desempeñado un papel fundamental en los esfuerzos de conservación de los siglos XX y XXI. A través de mi objetivo, pretendo contribuir a ellos centrándome en la belleza y la fragilidad de nuestro mundo natural para concienciar sobre los problemas medioambientales modernos. El capítulo de Virginia de The Nature Conservancy ha utilizado mis fotos para ilustrar el impacto de los esfuerzos concertados de conservación medioambiental, que han permitido que las poblaciones repunten significativamente en los últimos años.
En concreto, mi trabajo con TNC en el Rice Rivers Center de VCU ha puesto de manifiesto las repercusiones de la restauración de arroyos que son hábitats increíblemente valiosos para águilas calvas, águilas pescadoras y aves rapaces antaño amenazadas por el producto químico DDT. Se calcula que un tercio de los ríos embalsados en EE.UU. pueden recuperar su caudal natural sin que ello afecte al control de las inundaciones o al almacenamiento de agua. Esta experiencia me ha reafirmado en la importancia de la narración visual para acercar al público a estos esfuerzos de conservación y ayudarles a comprender la conveniencia de invertir en proyectos desconocidos.
Echando la vista atrás, mis experiencias como fotógrafo me han motivado mucho en mi trayectoria académica. La disciplina y la creatividad necesarias para crear fotografías de calidad en la liga de los fotógrafos de conservación se han trasladado a mis estudios ayudándome a enfocar los problemas geográficos con una perspectiva única. A la inversa, mi formación en Geografía ha complementado mi fotografía y me ha proporcionado una comprensión más profunda de nuestro mundo globalizado y sus interacciones.
Como estudiante embajadora de Tamron, me entusiasma seguir explorando esta intersección entre fotografía y geografía, y aspiro a inspirar a otros a ver el mundo a través de una lente tanto científica como artística, apreciando la belleza y la complejidad de cada escena. Con un mundo que se aleja tan rápidamente de la influencia humana, espero que mi pasión por la conservación siga extendiéndose a través de mi trabajo a medida que mis experiencias en la naturaleza sigan avanzando.
En el futuro, espero dirigir talleres de fotografía en paisajes naturalmente florecientes de todo el mundo para compartir mis conocimientos y mi pasión con los demás. Mi objetivo es inspirar a una nueva generación de fotógrafos que comprendan y aprecien la conexión entre nuestro entorno vital y el arte de la fotografía. Ya sea a través del objetivo de una cámara o del de un satélite, siempre hay algo nuevo que descubrir. Mientras continúo mi viaje, estoy deseando ver adónde me llevará esta mezcla de arte y ciencia.
Sobre Chris Timothy:
Christopher Timothy es un fotógrafo de paisajes, conservacionista y viajero compulsivo del norte de Virginia. Su pasión por captar la simetría y las composiciones limpias de la naturaleza le ha llevado a recorrer Estados Unidos persiguiendo la luz y el clima. Tras pasar un año estudiando en el sur de Utah, Christopher viajó a 34 parques nacionales diferentes, documentando una gran variedad de cambios estacionales por todo el país. Actualmente asiste a la Universidad James Madison, donde estudia Ciencias Geográficas con especialización en SIG Aplicado y Conservación del Medio Ambiente. El objetivo futuro de Christopher es dirigir talleres de fotografía en lugares únicos de todo el mundo, combinando su amor por el arte y la protección del medio ambiente.