Por Jenn Gidman
Imágenes de Kristi Bonney
Lake Chelan Winery, situada a orillas del lago Chelan, en el estado de Washington, es una empresa familiar que tiene el honor de ser la primera bodega del valle del lago Chelan, y es también donde Kristi Bonney pudo utilizar su Tamron SP 24-70mm VC (Pulse aquí para ver una versión más reciente) para fotografiar una romántica sesión de compromiso para el novio, uno de los propietarios del viñedo.
"Quería que la gente que viera estas imágenes sintiera y viera el amor que hay allí, su conexión", explica Kristi. "Y fue fácil mostrar esa conexión en la bodega, porque fue allí donde la pareja se conoció y se enamoró, trabajando codo con codo en el viñedo. Todos los lugares de estas fotos evocan algún tipo de recuerdo para ellos. Tienen un vínculo emocional y físico con todo ello".
Normalmente, Kristi abordaría una sesión de compromiso como ésta explorando el lugar un par de semanas antes, paseando con la pareja para descubrir los lugares que tienen significado para ellos. "Pero para esta sesión en particular, ya estaba bastante familiarizada con la bodega y los terrenos porque he estado allí muchas veces", dice. Se trataba más bien de averiguar qué partes de la bodega eran más especiales para la pareja e incorporarlas a la sesión".
Para conseguir que sus sujetos se relajaran durante la sesión, Kristi utilizó la misma técnica que emplea cuando fotografía a cualquier pareja. "A menudo es el hombre el que se resiste a ponerse delante de la cámara", dice. "Así que intento quitarles presión diciéndoles que se dejen llevar y que no fuercen nada. Sólo les pido que interactúen, que se miren, que se toquen. Les digo: 'Si quieres abrazarla o besarla, hazlo'. Al final de la sesión, suelen reírse y estar contentos, y dicen: 'No ha estado tan mal'".
Ese es el enfoque que Kristi adoptó para un par de fotos iniciales en el viñedo. "Para esta primera imagen, en la que se ven las hileras de viñedos detrás de ellos, el novio aún estaba nervioso", dice. "Pero una vez que empezó a interactuar con su prometida y a acercarse, se puede ver totalmente cuánto la adora, y lo natural que es delante de la cámara".
Como hacía frío cuando hicieron estas fotos (era otoño en el noroeste del Pacífico), Kristi les pidió que trajeran una manta o envoltorio al que tuvieran algún apego emocional y que pudieran incorporar en algunas de las fotos como símbolo del comienzo de su nueva vida juntos. "La novia trajo consigo la colcha de su abuela, que le hice envolver alrededor de sí misma", cuenta. "Luego simplemente hice que la abrazara y le pedí que mirara hacia mí mientras él miraba hacia el viñedo. La luz del sol estaba detrás de ellos, que era exactamente el efecto cálido y soplado que buscaba. Es una toma ligera y aireada que destila felicidad".
Mientras se desplazaban por los terrenos de la bodega, hicieron una parada frente a la sidrería de la bodega, donde muelen las manzanas para la marca de sidra independiente del novio. "Él es un apasionado de la sidra, y esa es una de las cosas que a ella le enamoraron", explica Kristi. "Además, tenían muchas ganas de hacerse una foto delante de esas puertas tan grandes y bonitas. Les hice unas cuantas fotos mirándome de frente y luego les pedí que se miraran el uno al otro. Fue entonces cuando ocurrió algo interesante: Al girar la cabeza para mirarse, reajustaron los dedos y crearon una tensión que no había en las otras fotos. Cuando los miré, casi podía sentir los dedos de mi marido en mi mano, abriéndose y apretándose para reajustarse. Fue una sensación tan bonita de capturar".
Para otros momentos, Kristi a veces "engañaba" a la pareja. "Les decía que sólo estaba probando mi iluminación y que se quedaran unos minutos y no se preocuparan por mí", explica. "A menudo, durante ese supuesto tiempo de inactividad, cuando pensaban que estaba probando mi configuración, en realidad estaba mirando por el visor en busca de oportunidades para captar esos momentos no guionizados en los que pensaban que no les estaba prestando atención. Así es como conseguí esa foto en blanco y negro de ellos entrelazando sus dedos".
Pasar a blanco y negro algunas fotos de compromiso como ésta permite a Kristi no sólo dar un aspecto clásico y atemporal a sus imágenes, sino también eliminar colores que distraen y resaltar otros aspectos de la foto. "Es posible que dentro de 30 años mires atrás y pienses: '¡Vaya, mira qué colores llevábamos! "Con una foto en blanco y negro, nunca parecerá anticuada. Además, en esta foto en concreto, me encantaba el juego entre sombras y luces; el blanco y negro lo resalta. También acentúa la textura de su vestido de encaje, que era precioso".
Una foto en la camioneta del novio sirvió de emotivo colofón a la sesión. "Todo hombre que dirige una bodega necesita una camioneta para desplazarse", dice Kristi. "Y de nuevo, me pareció una foto tan clásica, así que la convertí a blanco y negro. Casi parece que me estoy entrometiendo, porque parece que estamos vislumbrando un momento privado en el que se acurrucan y se tocan las narices. Fue un momento dulce e íntimo que pude convertir en una foto dulce e íntima".